En esta reunión que invita a la reflexión en Japón, Maitreya Rael comparte profundas percepciones sobre la felicidad y las emociones. Nos insta a abandonar la creencia cultural de que las emociones son sinónimo de alegría, argumentando que tanto las emociones positivas como las negativas pueden ser perjudiciales. Maitreya señala que nuestra sociedad nos bombardea con estímulos que evocan emociones, perpetuando la ilusión de que estos sentimientos fugaces traen felicidad. Sin embargo, nos anima a mirar más allá de esas emociones y, en cambio, buscar una felicidad estable y profundamente arraigada que nos conecte con el Universo.
Las enseñanzas enfatizan la importancia de distinguir entre el amor genuino y el apego emocional. Maitreya afirma que el amor verdadero trasciende el ego y fomenta un sentido de unidad con los demás. En lugar de aferrarse a las emociones posesivas, aboga por un amor desinteresado y generoso. Ese amor, cree, nos permite experimentar el privilegio de estar vivos y apreciar cada momento con gratitud.
A través de ejemplos cautivadores y humor gentil, Maitreya disipa la idea errónea de que las emociones definen la felicidad. Nos insta a abrazar una vida de asombro, pasión y entusiasmo constantes sin ser esclavizados por los altibajos emocionales. Al reconocer el valor de la felicidad no emocional, Maitreya sugiere que podemos llevar vidas más satisfactorias y cultivar un sentido de satisfacción duradera dentro de nosotros mismos.
